#TransformaciónDigital, moda, evolución o un llamado de atención, qué trillado el tema les
parecerá a muchos. Cada uno con su razonamiento y defendiendo su conocimiento y
desconocimiento sobre esta materia. La semana pasada en el encuentro de La
Transformación Digital del Asesor que organizaron Fundesem y Clavei, tuve la buena
suerte reencontrarme con un profesor que magistralmente me enseñó fundamentos
jurídicos: Código Civil de España, Principio de Legalidad, Jerarquía Normativa,
Fuente del Derecho en España; Personas Físicas, Derecho Tributario, etc. Él es el
socio principal y director de un exitoso bufete de abogados.
En el coffee break, mi profesor veía con preocupación el tema de los avances digitales, aseguraba que jamás se compraría esos dispositivos que se conectan con amazon para hacer la compra del papel sanitario (los amazon dash button): “nada como salir a sentir que el sol te da en la cara, darle los buenos días a tu vecino y saludar a la cajera del Mercadona”, y en su trabajo me aseguraba: “nosotros somos los intérpretes de nuestros clientes en materia jurídica, traducimos su posición ante un Juez, defendemos sus intereses, ¿cómo demonios vamos a poner a un robot entre el cliente y el juzgado?”. Veía con desdén la presentación de Sergio de Mingo, uno de los ponentes de aquel día que nos deslumbró con muchos avances en materia de tecnología aplicada a los negocios.
Espero
que mi profesor haya terminado de ver todas las ponencias porque el último
turno fue el de Andrés Pérez Ortega quien puso en tierra, con ejemplos muy
cotidianos lo que él considera lo que es #TransformaciónDigital; algo que, sin
duda, desde un exitoso bufete al más sencillo no escapan jamás, sí, incluso el
de mí profesor. Una prestigiosa firma de abogados, por más que asegure que las
personas son lo más importante (y lo son), no deja de lado el seguimiento al
desarrollo tecnológico. Pérez Ortega nos presentó una foto con un 286, ¡yo tuve
un 286!, trabajé con Lotus 123, allí sustituí aquellas “sábanas” de hojas contabilidad
de 12 columnas y grababa mis trabajos en disco de 5¼” y 3½, mi 286 tenía dos
floppy disk drive.
Hoy
me gustaría ver los componentes informáticos y digitales de la firma de mi
profesor: todos sus abogados con sus PC con procesadores Intel 7 ó 5, ordenador
móvil con claves de seguridad (ojo: donde la nube puede resultar más segura que
el disco interno), conexión Wifi protegida y MS Office 365 Professional con
Word 2016, muy lejos del Word Perfect que sólo los seniors pudieron utilizar luego
de desechar aquella vieja máquina de escribir, la eléctrica claro, la que
sustituyó a la manual.
Pérez
Ortega, a eso que vemos como evolución en el uso de la tecnología lo denomina #TransformaciónDigital. Los bufetes de abogados, gracias a ella, tienen nuevas aristas de
situaciones sobre las cuales se abren oportunidades de negocio. ¡Ah qué sorpresa!
la WEB del bufete de mi profesor contempla el servicio de especializado en Derecho
de las Nuevas Tecnologías…
Lo
que quiero destacar es el principal obstáculo, el verdadero reto de la imprescindible #TransformaciónDigital: la resistencia al cambio, abrirnos a los nuevos
conocimientos. Como el caso de mi profesor, puedo citar varios, lo que me hace
pensar que aún hay que seguir trabajando en la necesaria implantación de nuevas
formas de hacer; pero con el matiz de que los protagonistas somos nosotros: las
personas y no las herramientas. Creo firmemente en el discurso evangelizador
que busca despertar el urgente interés por aprender, que esto no se trata de una
moda porque siempre ha estado evolucionando con nosotros. Todos, conscientes o inconscientes
del hecho, nos hemos transformado digitalmente, como mi profesor y su bufete.