¿Sigues sin tener una estrategia?

Muchos empresarios quieren que sus negocios cada vez vayan mejor, esto es, que crezcan, que se obtengan más y mejores rendimientos, que se expandan, tener más activos productivos, en fin, sin embargo no siempre suelen trazarse las estrategias adecuadas para lograrlo, o sencillamente la estrategia no existe.

Recientemente le preguntaba a un amigo que es un gran comercial respecto a cómo fijaban las metas de ventas de su empresa y si existía alguna reunión anual para la planificación de las mismas, me miró a los ojos como si le hablase en un idioma de otro planeta, sí sabía a lo que me refería lo que me quiso decir con su expresión es que planificar y definir estrategia en su empresa es una quimera, tal práctica no existe.

El Director que estoy buscando debe plantearse las 4 preguntas que representan las etapas de reflexión que se debe hacer para establecer un proyecto sostenido, organizado y planificado de su empresa en su sector:

1.       ¿Qué es actualmente la empresa?
2.       ¿Qué quiere ser en el futuro?
3.       ¿Qué se quiere conseguir?
4.       ¿Cómo lo va a hacer?

Todos de alguna manera hemos ejecutado una estrategia siguiendo estas 4 reflexiones y hemos tenido éxito, aseguro que persiguiendo eso que quisimos conseguir tuvimos que hacer algunos ajustes o cambios pues eventualmente el objetivo se nos perdía de vista, como si nos eludiese; y hay más: tuvimos una competencia que creímos que podía lograrlo antes que nosotros, sin embargo sabíamos que nos podíamos diferenciar en algo y apostamos a ello.

De lo anterior concluimos que nuestro diferencial, ese hacerlo mejor, ese extra, eso que no hace nuestra competencia sino nosotros, eso que nos caracteriza, no es el fin sino el MEDIO para lograr lo que nos proponemos, en consecuencia esa diferencia es parte de nuestra estrategia.

Lo que procuro con este post sobre estrategia es llamar la atención del directivo que estoy buscando y que se pregunte: ¿cuándo empezar la estrategia? ¡Pues ahora mismo!, es tiempo de pensar en su permanencia en el mercado, en su presencia, en competir más, en hacer más rentable la empresa. La estrategia es atemporal pero mientras más rápido nos pongamos en su desarrollo mejor estaremos, debemos ser proactivos y estar en la jugada, un error de la estrategia es dejar que sigan pasando las oportunidades. Esta proactividad, este anticiparse al futuro es la cuestión clave en los aspectos estratégicos. No hay que pensar en qué decisión voy a tomar mañana, sino en qué decisión debo tomar hoy para conseguir lo que quiero mañana si espero a tomar la decisión mañana probablemente será tarde.

Arriba, cuando hice referencia a los ajustes o cambios, quise decir que nuestra estrategia debe ajustarse a un entorno, debe ser adaptable al futuro, muchas condiciones pueden cambiar: variables económicas, legales, tecnológicas, políticas, cambios que afectan a nuestro mercado, nuevas conductas de consumo, tendencias, en fin. La estrategia no es invariable o absoluta, es relativa y debe tener fecha de caducidad y nos podrá estar ofreciendo información para elaborar una nueva estrategia.

La etapa de reflexión es el primer paso en la elaboración de nuestra estrategia, es pensar en que tomaremos decisiones que nos van a llevar a un mejor estado al actual, las principales herramientas que nos ayudan en esta reflexión es la elaboración de los conceptos básicos que nos van a trazar el mapa: la misión, la visión, los valores, los objetivos y las políticas serán en conjunto nuestra brújula efectiva, nuestro fundamento.